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Dolor crónico

Estas terapias están indicadas cuando hay un dolor crónico, la persona lleva al menos 6 meses sufriendo por dolor y los tratamientos recibidos no han sido eficaces a largo plazo.

En primer lugar se hace una evaluación de los patrones de comportamiento y el estado emocional y su influencia en el mantenimiento y/o agravamiento del dolor, y se valora esta información teniendo en cuenta todas las fuentes que están manteniendo el dolor, en los casos en los que los factores psicológicos (cognitivos, conductuales y/o emocionales) están entorpeciendo, manteniendo o agravando el dolor es necesario un abordaje psicológico.

Se trata de aportar herramientas a la persona con dolor para que pueda hacer frente a la situación de la manera más beneficiosa, que ese esfuerzo, que generalmente ya lleva mucho tiempo haciendo, lo haga de la manera acertada.

La elección de la terapia se realiza de manera personalizada. Pueden ser técnicas cognitivas como la reestructuración cognitiva, conductuales como la rehabilitación funcional y/o de control de la activación fisiológica.

El apoyo psicológico que ofrecemos tiene como foco fundamental la mejora de las estrategias de afrontamiento al dolor, la elección de esta terapia no se realiza en función de la patología física sino en función de la forma en que la persona enfrenta esa patología.

El perfil de paciente que puede necesitar estas terapias es el que lleva al menos 6 meses sufriendo por dolor, se siente impotente frente a ese dolor y le limita de forma destacable en su día a día pudiendo llegar a sentirse deprimido y/o ansioso.

Cada vez son más las personas que acuden a la terapia psicológica dándose cuenta de que poner interés y ganas en mejorar en lo posible la forma de enfrentar el dolor crónico nada tiene que ver con debilidad, como en muchas ocasiones se ha relacionado acudir a ayuda psicológica

Los cambios que se observan con las terapias tienen que ver con una sensación de mayor control sobre el dolor, lo que mejora el estado de ánimo, reduciendo la percepción del dolor, y el nivel de contacto social y de actividad incrementa en la mayoría de los casos.

El tiempo que pasa hasta notar mejoría en los síntomas, depende de bastantes factores, la implicación del paciente en el tratamiento, cuánto tiempo lleva sufriendo de dolor, si hay o no patología psíquica asociada. Si hay una buena implicación y no presenta cuadros psíquicos de larga evolución, es decir, únicamente lo reactivo al dolor en 4 meses puede estar notando importantes avances .

El dolor es una experiencia compleja que se impone en la vida de la persona, generando unas consecuencias de gran impacto, que afectan tanto a la propia actividad laboral y de ocio, como a la vida emocional y las relaciones sociales y familiares.

Cuando el dolor persiste en el tiempo, la persona se ve invadida por unas sensaciones físicas desagradables, que pueden convertirse en crónicas e incontrolables a pesar de los avances de la ciencia, en estos casos normalmente se experimentan emociones y pensamientos que pueden volverse contra la propia adaptación del sujeto, pudiendo experimentar por ejemplo, sentimientos de inutilidad como consecuencia de no poder realizar su trabajo, o rabia e impotencia por no poder controlar el dolor y no hallar una solución definitiva. Los más allegados también pueden verse afectados por emociones desagradables derivadas de las situaciones que genera el dolor

Es importante tener en cuenta que cada persona sentirá e interpretará la experiencia de dolor de una manera completamente singular.

La comprensión científica del dolor va evolucionando rápidamente. Antes se pensaba que su presencia implicaba únicamente la existencia de un daño físico, sin embargo, actualmente la ciencia nos ha llevado a descubrir la importancia que tienen las consecuencias de la vivencia del dolor. Daño tisular no es equivalente a percepción de dolor, ni ésta, a expresión de dolor.

El paciente con síndrome de dolor crónico no es una persona con problemas psicológicos sino que los problemas psicológicos aparecen como consecuencia del estrés que genera la experiencia de dolor.

Si el dolor nos lleva a empeorar nuestras relaciones, no poder realizar nuestras actividades favoritas o a no poder trabajar, o simplemente a estar peor físicamente por no poder dormir; el sufrimiento que está asociado es mucho mayor que el que corresponde solamente al daño físico que lo genera inicialmente.

La psicología viene a cooperar con la medicina, la anestesiología y neurología principalmente, para contribuir a explicar los efectos perceptivos singulares del dolor y comprender su impacto psicosocial sobre cada persona, trabajando activamente en el manejo y tratamiento del dolor crónico.

Encontrarás la información práctica aquí.